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Un viaje literario por las ciudades europeas

Leer, viajar, estar vivos, de Pepa Calero, una mirada literaria de las ciudades evocando a los grandes autores. Un viaje literario por las ciudades europeas

«En algunos instantes, la felicidad olía a café caliente»

Leer, viajar, estar vivos, de Pepa Calero, ofrece una mirada literaria de las ciudades evocando a los grandes autores. 

Un viaje literario por las ciudades europeas

«Conocía Trieste, su café San Marcos y su Jardín por la voz de Claudio Magris. Respiré el atardecer en Buda, en el Bastión de los Pescadores, al lado de Kristóf, el protagonista de Divorcio en Buda… Ay, Budapest, horas y horas contemplando el Danubio como si tuviera el río en los labios. (…) Visité estas ciudades en otoño. Tiempo de vacaciones. Hubo días de lluvia, días de frío, de viento, de cierta nostalgia, de anhelos. No había gente en los parques, nadie paseaba, solo se iba a algún sitio. Pocos turistas. Detrás de los cristales de un café, esperaba, como si la vida fuera eso, mirar tras las ventanas manchadas de un elegante café…». Pepa Calero se estrena en la literatura de viajes con un libro inspirador que evoca a los grandes autores en las geografías que recorre. Paul Bowels, Stefan Zweig, Isaac Bashevis, Rilke, Cesare Pavese o Jack Kerouac, entre otros, desfilan por la obra publicada por Ediciones Casiopea: Leer, viajar, estar vivos.

Escritores enriquecedores de vida

La pasión por la literatura empujó a Pepa Calero a explorar los destinos recogidos en su libro. «No solo quería viajar para conocer el escenario de una obra. Mi anhelo iba más allá. Deseaba conocer las ciudades en las que vivieron mis grandes autores. Salzburgo, por Stefan Zweig; Viena, por Joseph Roth, Musil y Zweig; Budapest, por Sándor Márai y Mazda Szabó ; Trieste, por Claudio Magris, Rilke e Italo Svevo; Lisboa, por Fernando Pessoa y Antonio Tabucchi; Praga, por Jan Neruda, J. Roth y Rilke; Varsovia, por Isaac Bashevis Singer y Adam Zagajewski; Berlín, por J. Roth, Irmgard Keun, Bertolt Brecht… y tantos otros».

Paul Bowels acompaña a la escritora por las callejuelas de Tánger. El autor de El cielo protector y su dominio en el arte de crear atmósferas, envuelve el relato de este destino: «Tánger, la ciudad azul, el hogar del escritor bohemio Paul Bowles, era un hervidero de varones que ocupaban relajadamente todos los cafés del centro. Olía a mar y a té de hierbabuena».

Jan Neruda y el poeta checo Rilke guían los pasos de la escritora en otra ciudad europea: «Y Praga, mi querida y asombrosa Praga, a la que llegué con cierto recelo. La bella durmiente que habita junto al río. La gran dama. El poema eterno. La ciudad de las cien torres, que se refleja orgullosa junto a los cisnes blancos del Moldava. Música y palabras cruzan a todas horas el entrañable puente Carlos. Un viaje deslumbrante con poemas de Rilke y Jan Neruda en la mochila».

Europa y sus cafés

«Viajar a Europa significaba habitar los cafés. La cultura europea con su carácter reflexivo, pausado, es inconcebible sin los cafés. Allí la vida se saborea, mientras el tiempo detiene el latido para entrar en estos lugares recogidos, íntimos, particulares. Si anhelaba transitar por el mundo de los escritores y sus personajes, debía anidar por unas horas en aquellos lugares. Habitarlos con calma. Abrazar esas horas estáticas con la devoción de una caricia, sin premura». La autora descubre Varsovia de la mano del escritor judío Isaac Bashevis Singer, quien retrataba en sus novelas, con todo detalle, las cafeterías de intelectuales. Si para Steiner estos emblemáticos establecimientos tenían una misión casi existencial:  mientras haya cafés, la idea de Europa tendrá contenido, para la autora marcan su estado de ánimo: «En algunos instantes, la felicidad olía a café caliente».

La odisea de viajar sola

«Con media vida por delante, cercana a los cincuenta años y un puñado de incertidumbres, retoméel sueño por viajar como el niño que coge el hilo de la cometa y corre por la playa sin pensar en nada más». En palabras de la autora, la juventud, el tiempo de las escapadas con mochila, no eran su caso. «Me hallaba en la madurez y no había muchas opciones. O viajaba conmigo misma o me quedaba en casa tejiendo y destejiendo el anhelo de explorar». Es el anhelo que le llevó a recorrer ciudades como Viena, Triestre, Budapest, Salzburgo, Berlín, Lisboa, o a  descubrir rincones como la librería Lello&Irmao en Oporto, donde nos transporta a un universo literario paralelo: «Aquí, el tiempo parece detenido entre versos y relatos».

Viajera, madre, matrona y psicóloga, Pepa Calero ha ganado varios premios literarios como el premio del «Certamen de Relato Corto: Maternidad, Punto y Aparte» (Fundación Recoletos) y el premio de Microrrelatos del «V Certamen Internacional de Relato Aste Nagusia», Bilbao, 2017. Ha sido finalista del XVII Concurso Internacional Max Aub; del «Certamen Mundial Excelencia Literaria M.P. Literary Edition 2015», y obtenido el Accésit en el «XXX Certamen Nacional de Cuentos Antonio Reyes Huertas». Autora de la novela El parto de Clara, colaboró con la Revista Cultural Terral en su sección «El viajero» hasta su cierre en 2018. También publicó el relato Liberación en la antología La librería más bonita del mundo y ha sido miembro de la Asociación de Escritores Noveles.

«Viajar conmigo fue una de las experiencias más emocionantes de mi vida», afirma la autora en Leer, viajar, estar vivos, de Ediciones Casiopea.

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