Siesta Inuit presenta "El último eclipse solar"
BIOGRAFÍA
Siesta Inuit es el proyecto musical de Nathanael Palacios, toledano que a primeros de siglo formara parte, como vocalista y letrista de “La última merienda”, grupo de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) que se clasificó segundo y tercero en los Certámenes de Jóvenes Artistas de Castilla-La Mancha de 2002 y 2004, respectivamente. En aquellos años, donde aún las bandas tributo no copaban las salas, tocaron con regularidad, fundamentalmente en localidades de la región, aunque también en Madrid o en Murcia. Compartieron escenario con grupos como The Sunday Drivers, Sexy Sadie, La Cabra Mecánica, Melón Diesel, Babylon Chat, El canto del loco, consiguiendo también sonar en varias ocasiones en el mítico “Diario Pop” de Radio3, con Jesús Ordovás.
En 2005 la banda se separó y no fue hasta diez años después que Nathanael reunió un puñado de canciones de su cosecha y, con la producción de Alberto Octavio, (que ya tocó con él en “La última merienda” y que le ha acompañado desde entonces en las labores de producción y en directo) publicó su primer disco como Siesta Inuit: “La consulta de Freud”. Canciones que no pasaron desapercibidas en algunos medios musicales.
Ya en 2021 Siesta Inuit publica su segundo trabajo, bajo el nombre de “Namasté”
Aunque han tocado en directo (Madrid, Toledo, Alcázar de San Juan…) es verdad que, por unas cosas o por otras, hasta ahora no se han prodigado mucho en directo, circunstancia que esperan cambiar durante la vida de este tercer disco.
EL ÚLTIMO ECLIPSE SOLAR
Se trata del último trabajo de Siesta Inuit. Un mini-LP de siete canciones con fecha de publicación en todas las plataformas digitales el 7 de noviembre de 2025. Se trata de un trabajo que transita por caminos donde convergen el pop más preciosista, el rock de guitarras pesadas, el funkie, el rock más clásico y hasta un sonido más sesentero. Eso sí, con un resultado final que, en líneas generales, se antoja más guitarrero que los discos anteriores.
Está grabado y producido, como los anteriores discos, por Alberto Octavio (guitarrista en la banda y que – salvo la batería, que graba Carlos Moreno – se hace cargo de todos los instrumentos del disco) en su estudio Alicante 31.
Lo que inicialmente iba a ser grabar un par de canciones, por avatares de la existencia se convirtió en una colección de siete, que hablan de la muerte, los miedos, el amor, la amistad, la pasión, los viajes, los ídolos.
LAS CANCIONES
Aquí tenéis algunas reflexiones del autor respecto a las canciones del disco:
El último eclipse solar: primer adelanto del disco, la canción relata una pérdida, en este
caso la pérdida de mi madre. Compuesta muy pocos días después de su muerte, creo
que la canción lo afronta de una manera lo suficientemente abierta como para que él
oyente la pueda llevar a su terreno, incluso a otros terrenos emocionales, no
necesariamente relacionadas con la muerte y sí con la pérdida. Musicalmente, se trata
de una canción con diversas capas y texturas, que dotan a la canción de la emotividad y
emoción que requiere.
El Último Eclipse Solar
W.W.: con referencias directas a la atmósfera de la serie “Breaking Bad”, más
concretamente a Walter White, su personaje principal, esta canción, con un sonido un
tanto añejo o vintage, es una canción protesta. Protesta ante la realidad, observada
desde cualquiera de sus vertientes, macro o micro. Puede ir dedicada a alguno de tus
“amigos”, a los políticos, a tus jefes… Tú eliges
Donde cerrojos, candados: poco después de la muerte de mi madre apareció en su casa,
en un cajón, una cinta TDK de más o menos el año 2000 con dos canciones grabadas en
un ensayo de la formación primigenia de “La última merienda”. Canciones inéditas que
quedaron, literalmente, en el cajón y que, tras hacer el correspondiente trabajo de
arqueología musical (estaban inconclusas, se entendía regular, recordaba sólo partes de
la letra) decidí grabar. Esta concretamente versa sobre las relaciones, las inseguridades,
los miedos…
Se está acercando el fin del mundo: esta canción la compuse en el hospital de Toledo, la
ciudad donde nací y en la que me crie hasta bien entrada la adolescencia. Casi dos años
antes de morir, allí ingresaron a mi madre tras sufrir un primer infarto que la dejó
aquejada de insuficiencia cardiaca. En ese momento presentí que era el principio del fin,
que se acercaba el fin del mundo tal y como uno lo conocía hasta ahora. Al igual que en
“El último eclipse solar”, cualquiera se la puede llevar a su terreno.
El quinto beatle soy yo: que The Beatles son mi banda de cabecera, a la que siempre
recurro, no lo voy a negar a estas alturas. Y este es mi modesto homenaje, que surgió
casi sin querer y que acabó entrando a última hora en la grabación. Es la canción del
disco más “gamberra”, que Alberto se encargó de engalanar para que la escuchéis como
ahora suena.
La corriente del Eisbach: se trata de un álbum de fotos desordenadas de una road movie
particular: el viaje en coche, en unas vacaciones de verano, de dos familias desde La
Mancha hasta Munich, y vuelta. Las guitarras distorsionadas de las estrofas reflejan, tal
vez, los ratos más tediosos de la conducción; el aire funkie y discotequero del estribillo
se podría asimilar con la llegada y estancia en los distintos destinos. ¿Adivinas cuáles
son?
Las mieles del pecado: Segunda de las canciones rescatadas de la casette olvidada. En
esta el trabajo de arqueología fue aún mayor, tanto a nivel musical, de lo que se encargó
Alberto; como en lo que respecta a la letra (de la que sólo rescaté el principio) Con una
terminología religiosa se habla de una relación apasionada, secreta, tal vez prohibida y,
seguro que un poco tóxica.